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 En el extremo sur de la sierra de Comaverd (de la cordillera Costero Catalana), se asienta la que tal vez sea la población más antigua de l’Alt Camp, al menos habitada de manera ininterrumpida. Una carretera local que desde Alcover, pasando por Valls, se dirige a tierras leridanas, entorpece la vida social de los habitantes de Cabra, al discurrir, nutrida de vehículos pesados, por mitad del pueblo. Pocos kilómetros atrás, la carretera ha atravesado el Coll de Cabra, camino natural, atravesando la sierra de Comaverd, que se dirige a Lleida y la Conca.
 ELos habitantes de todo el municipio no alcanzan los mil habitantes, la mitad de los cuales residen en Cabra y el resto en una urbanización en plena montaña, de nombre Mas de Plata. Además de estos dos núcleos de población, se construye otra urbanización, Miralcamp Residencial. En Can Rui hay censados tres habitantes.
Cabra del Camp tuvo castillo (del cual no queda nada), y estaba bajo la jurisdicción real. En el año 980 fue destruido por las tropas de Almanzor. Fue reconstruido, estuvo en manos monacales (monestir genovés de San Martí d’Albenga. “Castells medievals de la marca”. Biosca/Vinyoles/Xortó), y volvió en 1160 al poder real, siendo monarca Ramon Berenguer IV. Pero nobles menores parecían no estar muy de acuerdo con que el castillo y sus rentas estuvieran en el poder real. Berenguer de Clariana y Bernat de Concabella emplearon la fuerza contra los habitantes de Cabra para hacerse con las cosechas y los derechos reales. La lejanía del rey hacía difícil defender a los vasallos.
  En la misma carretera puede verse una casa diseñada por César Martinell, según nos dijo Nicolau Moncunill mientras, con paciencia de jubilado, decapaba la pintura de la puerta de su casa. Algo más arriba de ese edificio, en la carretera, tiene su sede el Sindicat Agrícola de Cabra del Camp, construido en 1920, diseñado también por Martinell, con capacidad para 3.000 Hl. Tanta diferencia de contenido con otros de l’Alt Camp, se debe a que, tanto en Cabra como el Figuerola, el cultivo primordial no es la viña, sino que está compartido con cereales y almendro.
  Por todo el municipio aparecen, en agradables rincones, fuentes, la font del Sant Crist, de la Salut, de la Pica, del Gall, de la Creu.... Uno de estos recoletos espacios nos llamó la atención por la cerámica pegada a la pared, sobre la fuente, con una poesía escrita por Antoni Bosch i Costa, en 1996. Está dedicada a Sant Galderic. En el bar del pueblo nos dijeron que en Cabra recuperaron a este santo como patrón de la pagesía, al que habían renunciado en Catalunya en el siglo XVI, sustituyéndole por San Isidro.
  No habíamos escuchado nunca el nombre de este santo, pero Joan Amades, en su “Costumari”, nos lo dio a conocer. Sant Galderic o Galdric fue un pagès rossellonès. Al igual que a San Isidro, también a él, mientras oraba, le hacían el trabajo de la tierra los bueyes. Se dedicó a cristianizar a la gente que vivía en los Pirineos, y cuando los musulmanes llegaron hasta aquellos montes, Sant Galdric, con la arada en forma de cruz, los vencía a todos… i, sense altra arma, va empaitar els moros, els quals fugien cames ajudeu-me així que el veien, fins a tal punt que en pocs dies va netejar de sarraïns tota la gran carena. San Galderic logró abrir las aguas de un río para pasar por él, es el suplente de San Pedro en la portería del Cielo y es milagrero en las enfermedades de la vista. Las reliquias se guardan en el monasterio de Sant Martí del Canigó, aunque durante un tiempo fueron transportadas a Sant Pau del Camp, donde parece ser que todavía se conserva una parte pequeña en un relicario de plata. La villa de Perpinyà le tiene por patrón.
En el entorno del pueblo aún hay más fuentes: la font del Conill, del Manco, del Ferro, etc. También hay cuevas: la cova dels Miquelets, la del Trases, la dels Mosquits , la del Vives y la de les Monges y un "Pou de la Neu"
 Cabra tiene guardería y biblioteca. Una coral. Un grupo de teatro. Polideportivo. Un horno donde hacen cocas de pan y azúcar y madalenas. Y su església parroquial de Santa Maria construida en el s. XVIII, donde se venera un Sant Crist.
Y también sus personajes ilustres.
- Constança de Cabra, una abadesa que gobernó el convento entre 1392 y 1401.
- Un médico escritor, Joan Giné i Partagàs, creador del Instituto Médico de Barcelona e impulsor del Hospital Clínico; fundador de revistas médicas y autor de dos libros, "Un viaje a Cerebrópolis", 1884 y "Misterios de la locura" 1890. Nació en 1836 y murió en Barcelona en 1903.
- Un pintor, Enric Adserà i Riba.
- Y Joan Oliva i Moncusí, obrero anarquista que tras varios atentados contra dirigentes políticos lo hizo contra Alfonso XII, saliendo ileso el monarca, el 25 de octubre de 1878. Condenado a pena de muerte fue ejecutado el 4 de enero de 1879.
  En cualquier mapa a gran escala Fontscaldetes está perfectamente señalizado. Como Cabra, se asienta en la falda de la sierra de Comaverd, por donde la ginesta amarillo profundo crece por todos lados, inundando la sierra del olor característico de la miel. En la Edad Media había en el término de este pueblo una granja muy importante propiedad del Monasterio de Santes Creus. En la actualidad es un lugar deshabitado desde hace aproximadamente cuarenta años. Por los años sesenta quedaban en el pueblo tres familias y, al parecer, no existía buena armonía entre ellas. Ahora se mantiene la iglesia en buen estado, y llegamos a conocer a Josep Gavaldá, ayudante del cura en los años en que se celebraban oficios en Fontscaldetes. No hay dificultad para llegar al despoblado, pero sí para caminar sus calles, literalmente cubiertas de todo tipo de hierbas altas.
 EDesde Cabra hasta Fontscaldetes se sigue una pista forestal que recuerda la novela de Fernández Florez “El bosque animado”. Campo de tiro. Coto de caza. Perros enrejados para la práctica cinegética, suponemos. Granjas y construcciones. Por esa pista se llega al Mas de Plata, la urbanización donde viven tantos habitantes como en Cabra.
 Fontcaldetes- David Gavaldà
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Gastronomía. Si puede hágase con un vino que se elabora y envasa en Cabra, de nombre Vicenç. Los hacen blancos y tintos. Pregunten, pues merece la pena. La relación calidad-precio está desproporcionada, la calidad lo supera con creces.
 Las Sierras y Castillos
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