Cuando los visigodos, en el siglo V, anexionaron a su gobierno la provincia tarraconense, hacía ya tiempo que el cristianismo se había implantado en todo el orbe romano. Esta religión modificó las leyendas al igual que hiciera con el folclore, de tal manera, que resulta difícil llegar al origen de ellas. La hagiografía encubrió asimismo historias reales y repartió martirios. Sobre los edificios paganos edificó iglesias, ermitas y oratorios. En los lugares naturales, sobre todo relacionados con el agua, colocó a santos en detrimento de otros seres mitológicos, habrá que convenir que mucho más alegres.